Todos o casi todos, nos decían a mi marido y a mí que no íbamos a poder salir con nuestra nena recién nacida, que nuestra vida cambiaría de tal manera, que ya no viajaríamos como antes, ni saldríamos a cenar, ni a comer, ni pasear etc. Yo me propuse hacer todo lo contrario, acostumbrarnos hacer nuestra vida lo más parecida posible a la de antes y por supuesto poder viajar, que es nuestra pasión!. Así que teniendo Isabella unos 3,5 meses fui a sacarle el pasaporte y el DNI. Le hicimos la foto, ella toda pequeñita, la sujetamos, quedó muy graciosa :).
Por fin llegó el día de ir a la policía, no había mucha gente así que yo feliz, sin agobios, esperaba que a nos llamaran, efectivamente así pasó, ya con el DNI y pasaporte en mano de Isabella, total y absolutamente encantada porque ya podríamos viajar con ella, se me ocurrió preguntarle a la chica que como hacía para cambiarle la dirección de casa a mi DNI. Ella contestó que lo podía solicitar a través de una máquina que había en la entrada y que luego pasara por su mesa, como lo de hacerlo por la máquina no funcionó, me dijo muy amablemente que ella me la podía cambiar pero que necesitaba una foto mía. Así que recordé que llevaba una en el monedero, de esas que te guardas “por si acaso”, la saqué y me dijo también muy amablemente que no servía porque esa YA NO ERA YO, y yo le dije ¿cómo que no?, y contestó, es que TU YA NO ESTAS ASI, me quede callada un segundo y le dije, pues si soy yo, y puso cara como diciendo “lo que tu digas”. Es de lo peor que me ha pasado, tengo que decir que todavía tenía las hormonas revueltas y me fui humillada, pero remonté y pensé, eso me pasa a mí por ir sin maquillaje, pero la verdad era que todavía estaba redonda.
En otra oportunidad fuimos a comer y la nena se hizo caca, fui a revisar mi RosBags y sorpresa! por alguna extraña razón, por meter y sacar del bolso tantas veces al día, no lo sé, NO TENIA PAÑALES, ni toallitas, así que como no había mucha gente en el restaurante, de camino al baño cogí prestada una servilleta de tela, que me sirvió de pañal, lavé a Isabella, se la puse y no dije nada, sino que al terminar de comer, muy digna de mi, como sabía que nos iríamos, en el coche se lo conté a mi marido, antes NO.
Y así habrán cantidades de cuentos de despistes y más! He aprendido que con un bebé no se puede ir con prisas a ninguna parte, y que después de un parto igual, igual, a como estabas antes no estás! Espero vuestras historias de madres primerizas! Nos vemos en el próximo post, un besazo!