Cuando está cerca el día de la madre, llega con él una avalancha de publicidad, qué comprar, qué regalar, qué queremos, o dar pistas de qué deseamos para un día tan “especial” es todo en lo que se piensa, sin contar con el montón de personas que a la vez que nosotros está en lo mismo, buscando un regalo en todas las tiendas del país. El día finalmente llega, y se ameniza con una comida en familia, donde previamente puede pasar, que no se encuentre un sitio para la celebración, porque todo está a tope y con tráfico en la calle, y seguramente tengas que salir con horas de antelación para llegar al sitio deseado.
Y al día siguiente, todo ha pasado, ya no hay ofertas, ya no hay tanto tráfico y tampoco regalos. Y yo me pregunto, ¿es necesario celebrar un día en honor a las madres?. Estamos todo el año pendiente de nuestros hijos, nos debatimos entre ser madres, mujeres, profesionales e incluso hacer deporte, estiramos el tiempo de una manera increíble ¿y solo hay un día para que nos lo reconozcan?. La verdad es que ese día no lo necesitamos, no necesitamos comidas, ni regalos, ni celebraciones, prefiero mil veces el abrazo y el beso de mi hija a diario, y si hay que recibir un regalo, el que ella ha hecho con sus manitas es suficiente.
La maternidad está llena de bemoles, y por duro que haya sido el día en su totalidad, llega la noche, y me encanta leerle el cuento que elige mi hija, porque incluso me relaja, y darle el beso de buenas noches, sin duda es el sello que me dice que no lo he hecho tan mal.
Así que celebra el día de las madres todos los días, porque eres especial, porque te lo mereces y porque no habrá nadie que lo celebre por ti.
Feliz día “después” del día de la madre.
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